domingo, 22 de febrero de 2015

Devocional cuaresmal 22 de febrero

En el momento de salir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. Y se oyó una voz del cielo, que decía: “Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido”. –Marcos 1:10-11


Devocional cuaresmal 21 de febrero

 CREO QUE TODA PERSONA DEBERÍA TENER ACCESO A AGUA LIMPIA
Cualquiera que les dé a ustedes aunque sólo sea un vaso de agua por ser ustedes de Cristo, les aseguro que tendrá su premio. —Marcos 9:41

 El cambio climático está afectando en estos momentos a millones de personas por la sequía, y alrededor de un 10 por ciento de la población mundial carece de agua potable. La contaminación y la deforestación afectan cada día a nuestro planeta, llevando a sequías e inundaciones. Y a pesar de eso, hacemos uso de la tecnología para cosas que no son vitales, como videojuegos y otros juguetes tecnológicos. Actualmente vivimos en una sociedad individualista que nos lleva a ser egoístas. Dar un vaso de agua es un acto que nos parece tan simple. En realidad nos cuesta compartir lo mucho o poco que tenemos, aunque ni siquiera nos pertenece. Hemos olvidado que Dios creó los mares y la tierra para alimentar a cada criatura que en ella habita, y a veces hasta le negamos un vaso de agua al sediento. Dios recompensará a las buenas personas que dan agua al que lo necesita, como a los niños víctimas de la violencia de Centroamérica que migran cada día, luchando por sus vidas. —Daniella Flamenco Gómez

Devocional cuaresmal 20 de febrero

 CREO QUE TODA PERSONA DEBERÍA TENER ACCESO A AGUA LIMPIA

Tú tienes cuidado de la tierra; le envías lluvia y la haces producir; tú, con arroyos caudalosos, haces crecer los trigales. —Salmos 65:9


 Cuando trabajaba en una universidad de Liberia, hicimos una encuesta en las aldeas cercanas y le preguntamos a la gente cuáles eran sus prioridades agrícolas. En todas las aldeas la gente nos dijo que aunque tenían hambre, no querían hacer planes de cultivar la tierra hasta que no tuvieran agua que no los enfermara. Vimos muchas aldeas en las que las bombas de agua habían sido instaladas sin instrucciones de mantenimiento y estaban averiadas. Forasteros con buenas intenciones habían excavado pozos de agua; pero no los habían hecho profundos y estaban secos o contaminados. La gente de Liberia me enseñó que es en el agua donde se halla la vida. El agua limpia es algo sagrado, y el agua sucia acarrea la muerte. El agua proviene de Dios; es un don para la gente, para toda la gente. A pedido de los aldeanos, solicitamos subvenciones para reparar las bombas. La gente donó la mano de obra y los ocho pozos que repararon volvieron a ser fuentes de vida. Cuando leo este salmo pienso en el río de Dios, un río lleno de agua bendita que brota y le da vida a gente que anhela esa agua con gran clamor y que saben el valor de cada gota. ¡Alabemos a Dios! —Robin Denney

Devocional cuaresmal 19 de febrero

CREO QUE TODA PERSONA DEBERÍA TENER ACCESO A AGUA LIMPIA.
Te damos gracias, Padre todopoderoso, por el don del agua. Sobre ella, el Espíritu Santo se movía en el principio de la creación. —Santo Bautismo, Libro de Oración Común, p. 226-227

 De tanto abrir un grifo y recibir el agua, nos olvidamos que cada gota viene de algún lugar distante. La verdad es que el origen y el flujo del agua son la clave del diseño de toda la creación. El mundo está formado por cuencas hidrográficas que vierten el agua en arroyos, ríos, y depósitos subterráneos y establecen diversas regiones ecológicas. Debemos tomar conciencia de que nuestras vidas están conectadas con esas cuencas de agua. No nos olvidemos de que el agua limpia es un don fácil de perder si lo descuidamos o si contaminamos el medio ambiente. Hay muchos en el mundo que saben exactamente de dónde viene el agua: saben que viene de tal río o de tal lago. Y en estos tiempos de crisis ecológica, suelen también saber que esa agua está contaminada por pesticidas, desechos cloacales, y todo tipo de suciedad. Como respuesta, el profesor Ched Myers propuso que en vez de bautizarnos con agua del grifo, que es de origen desconocido, deberíamos hacerlo con agua del río o lago más cercano. Si el agua está contaminada, entonces podemos trabajar por cambiarla y limpiarla. Y eso nos recordará que hay personas en el mundo que, a diferencia de nosotros, no pueden elegir agua pura. —Ragan Sutterfield

Devocional cuaresmal 18 de febrero

Así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y estamos unidos unos a otros como miembros de un mismo cuerpo. —Romanos 12:5

MIÉRCOLES DE CENIZA, 18 DE FEBRERO

 Esa cita de la Carta de Pablo a los Romanos describe perfectamente los valores de la Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo. Todas y todos debemos trabajar juntos como un solo cuerpo en Cristo si queremos sanar a un mundo que sufre. Yo tomé una conciencia nueva de esta idea durante una visita que me tocó hacer a Myamar (Birmania) en febrero del año pasado. Tuve el honor de visitar una granja pedagógica en la que estudiaban unos treinta alumnos que habían venido de todo el país patrocinados por una iglesia local. Vi a esos alumnos sentados bajo un toldo, escuchando embelesados mientras un grupo de ancianas y ancianos les enseñaban a cultivar, cosechar, y criar ganado. Los maestros les estaban pasando a los alumnos conocimiento agrícola que se había perdido durante los años sombríos de disturbios civiles y políticos que habían azotado a Myamar. Los maestros les estaban enseñando cómo rotar los cultivos, cómo usar pesticidas y fertilizantes naturales, y cómo criar animales. Ese conocimiento otrora perdido se estaba recobrando y enseñando otra vez para la gloria de Dios. Como cuerpo de Cristo, todos tenemos un papel, al igual que los ancianos de Myanmar, para sanar a un mundo que sufre. Esta Cuaresma, ¿qué papel desempeñarás? —Robert W. Radtke