CREO QUE TODA PERSONA DEBERÍA TENER ACCESO A AGUA LIMPIA
Tú tienes cuidado de la tierra; le envías lluvia y la haces producir; tú, con arroyos caudalosos, haces crecer los trigales. —Salmos 65:9
Cuando trabajaba en una universidad de Liberia, hicimos una encuesta en las aldeas cercanas y le preguntamos a la gente cuáles eran sus prioridades agrícolas. En todas las aldeas la gente nos dijo que aunque tenían hambre, no querían hacer planes de cultivar la tierra hasta que no tuvieran agua que no los enfermara. Vimos muchas aldeas en las que las bombas de agua habían sido instaladas sin instrucciones de mantenimiento y estaban averiadas. Forasteros con buenas intenciones habían excavado pozos de agua; pero no los habían hecho profundos y estaban secos o contaminados. La gente de Liberia me enseñó que es en el agua donde se halla la vida. El agua limpia es algo sagrado, y el agua sucia acarrea la muerte. El agua proviene de Dios; es un don para la gente, para toda la gente. A pedido de los aldeanos, solicitamos subvenciones para reparar las bombas. La gente donó la mano de obra y los ocho pozos que repararon volvieron a ser fuentes de vida. Cuando leo este salmo pienso en el río de Dios, un río lleno de agua bendita que brota y le da vida a gente que anhela esa agua con gran clamor y que saben el valor de cada gota. ¡Alabemos a Dios! —Robin Denney
Tú tienes cuidado de la tierra; le envías lluvia y la haces producir; tú, con arroyos caudalosos, haces crecer los trigales. —Salmos 65:9
Cuando trabajaba en una universidad de Liberia, hicimos una encuesta en las aldeas cercanas y le preguntamos a la gente cuáles eran sus prioridades agrícolas. En todas las aldeas la gente nos dijo que aunque tenían hambre, no querían hacer planes de cultivar la tierra hasta que no tuvieran agua que no los enfermara. Vimos muchas aldeas en las que las bombas de agua habían sido instaladas sin instrucciones de mantenimiento y estaban averiadas. Forasteros con buenas intenciones habían excavado pozos de agua; pero no los habían hecho profundos y estaban secos o contaminados. La gente de Liberia me enseñó que es en el agua donde se halla la vida. El agua limpia es algo sagrado, y el agua sucia acarrea la muerte. El agua proviene de Dios; es un don para la gente, para toda la gente. A pedido de los aldeanos, solicitamos subvenciones para reparar las bombas. La gente donó la mano de obra y los ocho pozos que repararon volvieron a ser fuentes de vida. Cuando leo este salmo pienso en el río de Dios, un río lleno de agua bendita que brota y le da vida a gente que anhela esa agua con gran clamor y que saben el valor de cada gota. ¡Alabemos a Dios! —Robin Denney
No hay comentarios:
Publicar un comentario