martes, 20 de marzo de 2012

Meditaciones Cuaresma 2012

MARTES, MARZO 20

A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: --Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres? --Ni él pecó, ni sus padres--respondió Jesús--, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida. Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar. Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo. Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole: --Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado). El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.

- Juan 9:1-9


El concepto teológico del pecado contiene una pesadez porque a menudo se utiliza para señalar las faltas de los demás en lugar de librarnos de las trampas que impiden que amemos a Dios. Cuando los discípulos ven al ciego, le preguntan a Jesús: "¿Quién pecó, éste o sus padres?" Lo que insinuan es que si ese hombre es un pecador no tienen que responder, pues su enfermedad señal del castigo divino. Pero Jesús ve en la pregunta una oportunidad para enseñar que la culpabilidad--establecer la culpa o responsabilidad por haber pecado-- no es el tema que debemos abordar cuando encontramos el sufrimiento en nuestro mundo. Él nos recuerda que la cuestión de la culpabilidad radica en cómo respondemos al sufrimiento y en nuestra capacidad de amar con compasión, y no en el juicio.

Con saliva y tierra Jesús hace un barro suave y sanador para el hombre. Esta hermosa y sencilla acción terrenal nos recuerda quela redención es posible. El relato cambia la vieja teología sobre la culpa y la exclusión.

En el viaje de la vida que todos hacemos, al recordar toda la gracia y el barro que tantos nos han dado en el camino, usamos palabras como "redención" para describir la libertad y como vivimos con gratitud, esperando las oportunidades de amar a los demás tal como nos han amado--generosamente, sin juzgar, sin culpar. Jesús nos llama a amar a todo el mundo, una persona a la vez.

- Becca Stevens

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