jueves, 29 de marzo de 2012

Meditaciones Semana Santa

JUEVES, MARZO 29

La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.

- Filipenses 2:5-7

En su libro El Sanador Herido, Henri Nouwen relata una historia contada en el Talmud. El Rabino Yoshua ben Leví le pregunta al profeta Elías cuándo vendrá el Mesías. Elías le responde al Rabino que se lo pregunte al mismo Mesías, que está sentado a las puertas de la ciudad. Cuando el Rabino ben Leví pregunta cómo conocerá al Mesías en la multitud junto a las puertas, Elías responde: "Está sentado entre los pobres cubierto de heridas. Los demás cambian todas las vendas de sus heridas al mismo tiempo. Sin embargo, él lo hace una a una, diciendo para sí: 'Tal vez seré necesario. Debo estar siempre preparado para no retrasarme ni un instante' ".

En esta historia, en la que Jesús es el sanador herido, vemos que el Mesías no está distante ni es insensible a las heridas de este mundo. Dios no está tan lejos que no pueda ver nuestras heridas. De hecho, Dios se sienta entre nosotros tan herido como nosotros.

Este Jesús, el Mesías que sufre con nosotros, aún en medio de su propio sufrimiento y heridas, está ahí para ofrecer el perdón, la curación y la restauración. Esto nos muestra una realidad diferente: estamos más preocupados por ser íntegros y perfectos, por estar en el lugar adecuado en el momento preciso que por curar a otra persona.

Todos tenemos heridas, heridas vendadas como las del sanador. Y es hora que aprendamos a cambiar las vendas una a la vez, en vez de quitarlas todas y esperar a ser íntegros para vendarlas de nuevo.

- Lisa C. Flores



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