miércoles, 20 de marzo de 2013

DEVOCIONALES DE CUARESMA


Miércoles, Marzo 20
Este mandamiento nuevo les doy:
que se amen los unos a los otros. Así como yo los he
amado, también ustedes deben amarse
los unos a los otros. De este modo todos sabrán
que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.
— Juan 13:34-35


El servicio del equinoccio de primavera de mi comunidad termina con esta oración:
Que todos brotemos. Que extendamos nuestras ramas brillantes y elegantes. Que seamos miel uno para el otro. Que lo que seamos, lo que sepamos y lo que podamos ser, sea para el mutuo servicio. Amén.
Que seamos miel el uno para el otro.
Cuando decimos esas palabras, las veo como un intercambio
de saludos, algo así como solía hacer hace años cuando con mis hermanas nos hacíamos reverencias cuando pasábamos a la sala: el Cristo en mí saluda al Cristo en ti.
La miel es el increíble regalo de las abejas que recolectan el néctar y, a continuación, hacen trabajar su magia de abejas para hacer el dulce y saludable producto dorado que disfrutamos. Dura mucho tiempo y conservada adecuadamente puede durar muchos años. Si la conservación no es apropiada, la miel puede hacerse no apta para los seres humanos, pero las abejas la consumirán alegremente.
¿No sería maravilloso que todos nos convirtiéramos en miel el uno para el otro? Habría una dulzura esencial en todo el mundo. Nos alimentaríamos mutuamente y a nosotros mismos. Todos seríamos deliciosamente buenos y, tratada adecuadamente, nuestra amistad duraría mucho tiempo.
Te amo, miel. El Namasté (saludo) del agricultor.
— Hermana Catherine Grace

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