Sábado, Marzo 23
¿Cuándo te vimos hambriento?
— Mateo 25:37
Donde vivo sacamos los alimentadores para los colibríes el primer día de abril. Mezclamos cuatro partes de agua y una de azúcar, un cóctel rico en energía para esos diminutos organismos que queman tantas calorías en un día. Si no vienen el 1 de abril, y por lo general no lo hacen, al menos sabemos que pronto llegarán. Mi objetivo es hacer de nuestro jardín un paraíso para los colibríes, con tantas flores y alimentadores como pueda reunir allí.
Lo curioso es que ellos no siempre quieren vivir en el paraíso.
Aunque hay mucha comida para todos, ¡créame cuando lo digo!, los colibríes se pelean para mantener a otros fuera del patio. A veces pienso que prefieren pelearse por la comida que comerla.
Son como nosotros, mucha abundancia, pero poco compartir,
acaparando lo que no se necesita, negándolo a otros que sí lo
necesitan. Fuimos hechos a imagen de Dios, es cierto, pero también somos como los animales.
Esa doble naturaleza es fácil de ver, pues la parte egoísta es muy evidente. No lo son menos las medidas que tomamos para superarlo y la generosidad que expresamos cuando estamos bien. Pero somos más que nuestros peores defectos, pues a veces los seres humanos nos unimos para ministrar a los que sufren. Todas las comunidades de fe se consagran a ese impulso, y el pasaje de las Escrituras sobre el que reflexionamos hoy, sugiere que, más que ninguna otra cosa, eso es fundamental para nuestra vida de fe.
— Bárbara Cawthorne Crafton
No hay comentarios:
Publicar un comentario