Domingo, Marzo 3
Dios el Señor hizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales daban frutos buenos y apetecibles.
— Génesis 2:9
Junto a las orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán, y siempre tendrán frutos.
Cada mes darán frutos nuevos, porque el agua que los riega sale del templo.
Sus frutos servirán de alimento y sus hojas serán medicinales.
— Ezequiel 47:12
Si decimos que “la tierra es don del Señor”, debemos estar
dispuestos a vivir como si eso fuera cierto. ¡No podemos abusar de un regalo del Señor! Si queremos llamarnos discípulos de Jesucristo, debemos estar preparados para el discipulado radical, “viviendo sencillamente, para que otros puedan sencillamente vivir”, como tantos han defendido.
El compromiso de la Comunión Anglicana y sus socios por el
medio ambiente, se basa en el llamado cristiano a la mayordomía de la creación de Dios. Las comunidades mismas están contribuyendo poniendo sus propios recursos a trabajar, aportando líderes y voluntarios junto a sus conocimientos tradicionales, y con su entusiasmo y dinamismo al abordar los problemas. La Iglesia Anglicana de Burundi está terminando un programa de reforestación de tres años financiado por Ayuda Cristiana, una organización sin fines de lucro con base en el Reino Unido, que ha plantado alrededor de 6 millones de árboles, ha capacitado a los agricultores y establecido viveros de árboles. Se plantan árboles en las faldas de las colinas y en las granjas, en tierras de la Iglesia y la escuela. Los beneficios son que las comunidades tienen leña, madera para construcción y otros usos, hojas para las medicinas tradicionales, tierra protegida de la erosión, abundantes lluvias para que los cultivos crezcan y el aumento de la producción.
La Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo y la Iglesia Anglicana de Burundi, basándose en la experiencia exitosa de este programa, están buscando apoyo para continuar el trabajo de reforestación.
— Leónidas Niyongabo
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