sábado, 24 de marzo de 2012

Meditaciones Semana Santa

SÁBADO, MARZO 24

Tenme compasión, Señor,
porque desfallezco;
sáname, Señor,
que un frío de muerte recorre mis huesos.

- Salmo 6:2


Este es el azote de la malaria:

A veces no podemos hablar ni levantar la cabeza por la molestia y el dolor que abruman nuestras vidas. Estamos en un terreno baldío, una planicie vacía, enorme, donde no crece nada, donde nada es útil, donde nada florece. Parece que nos han abandonado y empujado en contra nuestra voluntad a un exilio donde el suelo bajo nuestros pies, el cielo sobre nosotros y el viento que sopla violentamente a través de nosotros son las únicas cosas que escuchan nuestras voces. Estamos temerosos en un desierto desnudo--pensando que siempre estaremos solos. Tememos que el vacío que nos rodea nos trague sin que nunca nadie lo sepa o se ocupe de nosotros. Nuestros ojos se llenan de lágrimas saladas, nuestra energía se agota, el sentido de la vida escapa de nosotros y hasta los órganos y los huesos se agitan dentro de nuestro cuerpo.

¡Oh, cómo nos gustaría evitar esa tierra baldía, ese desierto! Sin embargo es allí, en ese lugar de desesperación, que somos más capaces de reconocer y aceptar el toque del Santo. Nuestra oración se vuelve tan pura y sencilla que los demonios huyen aterrorizados. Sin la menor duda caemos libremente, como una cortina de tela gruesa, en las manos del Santo que nos acuna hasta que el tiempo de la angustia y la tristeza haya pasado.

- Renée Mille

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