normas liturgicas y orientaciones pastorales propias para la cuaresma
En general se debe buscar en el tiempo cuaresmal la mayor austeridad posible, tanto para el altar como para los demás lugares y elementos celebrativos.
El contraste entre esta austeridad cuaresmal y las maneras festivas que se ofrecerán al llegar la Pascua (Pascua=paso) ayudarán a captar este concepto de "paso".
La música debe ser moderada y apropiada para la estación. No es el tiempo para cantos bombásticos o muy “alegres”. Acuérdense que el papel del canto es comunicar a través de la música la verdad del Evangelio y facilitar la adoración. Tampoco debe ser tétrico sólo por ser tétrico.
En este tiempo hay que suprimir las flores, la música instrumental (salvo si es imprescindible para acompañar el canto) y los adornos. Sin embargo, no habría obligación de eliminar plantas ornamentales que están en el templo.
En la Santa Eucaristía se omite siempre el Aleluya y el gloria. Se recomienda no usar la palabra “aleluya” durante la liturgia, salvo el culto fúnebre cuando eso lo exija.
Se dicen los prefacios de Cuaresma (excepto las fiestas que los tengan propios).
Antes del Evangelio, el lugar del Aleluya se puede hacer una aclamación a Cristo.
El miércoles de Ceniza y el Viernes Santo hay que guardar abstinencia de carne y ayuno.
Los viernes de Cuaresma (y todos los del año) son días penitenciales de abstinencia. Esta puede ser sustituida por alguna práctica religiosa: lectura de la Sagrada Escritura, vía crucis, ofrenda penitencial, obras de caridad o piedad, etc.
Las vestimentas son moradas.
El himno procesional y recesional se omiten, entramos y salimos en silencio…
Se dice o se canta la Gran Letanía.
En esta estación no se celebran bautismos.
No hay bendición, ni despedida.
El contraste entre esta austeridad cuaresmal y las maneras festivas que se ofrecerán al llegar la Pascua (Pascua=paso) ayudarán a captar este concepto de "paso".
La música debe ser moderada y apropiada para la estación. No es el tiempo para cantos bombásticos o muy “alegres”. Acuérdense que el papel del canto es comunicar a través de la música la verdad del Evangelio y facilitar la adoración. Tampoco debe ser tétrico sólo por ser tétrico.
En este tiempo hay que suprimir las flores, la música instrumental (salvo si es imprescindible para acompañar el canto) y los adornos. Sin embargo, no habría obligación de eliminar plantas ornamentales que están en el templo.
En la Santa Eucaristía se omite siempre el Aleluya y el gloria. Se recomienda no usar la palabra “aleluya” durante la liturgia, salvo el culto fúnebre cuando eso lo exija.
Se dicen los prefacios de Cuaresma (excepto las fiestas que los tengan propios).
Antes del Evangelio, el lugar del Aleluya se puede hacer una aclamación a Cristo.
El miércoles de Ceniza y el Viernes Santo hay que guardar abstinencia de carne y ayuno.
Los viernes de Cuaresma (y todos los del año) son días penitenciales de abstinencia. Esta puede ser sustituida por alguna práctica religiosa: lectura de la Sagrada Escritura, vía crucis, ofrenda penitencial, obras de caridad o piedad, etc.
Las vestimentas son moradas.
El himno procesional y recesional se omiten, entramos y salimos en silencio…
Se dice o se canta la Gran Letanía.
En esta estación no se celebran bautismos.
No hay bendición, ni despedida.
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