viernes, 25 de marzo de 2011

Meditaciones de Cuaresma

Meditación para el viernes 25 de marzo,
La Fiesta de la Anunciación

Lucas 1:26-38

El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del
Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será
llamado Santo e Hijo de Dios. Para Dios no hay nada imposible.
(1:35, 37)

Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento están llenos de historias
sobre visitas de ángeles. En la historia de la Anunciación, Dios envía
al Arcángel Gabriel con un mensaje para María. Gabriel comunica el
mensaje de Dios, que María ha sido escogida para concebir al Hijo de
Dios. La visita del ángel cambia la vida de María y cambia el mundo
para siempre.
No escuchamos mucho sobre los ángeles en la actualidad. En el
Occidente, la noción de los ángeles ha sido definido en gran parte por
los medios de comunicación y actualizada en las tiendas de regalos
“Tchotchkes”. Si los ángeles nos visitan, ya sea en nuestros sueños o
incluso cuando estamos despiertos, no hablamos al respecto.
Sin embargo, las palabras de Gabriel de despedida hacia María nos
recuerdan que “Nada será imposible para Dios.” En cada uno de
nosotros existe la posibilidad no solamente de recibir visitas de los
ángeles sino también de servir como mensajeros de Dios.
De la misma manera que el efecto de Gabriel en el cambio de vida—
cambio del mundo—cada uno de nosotros tiene el potencial y el
llamado del bautismo, para cambiar al mundo. Somos nosotros, los
ángeles contemporáneos de Dios, los que pueden sanar a un mundo
lastimado. El Espíritu Santo nos otorga los recursos, la voluntad y la
responsabilidad en nuestro bautismo.
Un niño con hambre … una mujer bondadosa en aprietos, temerosa por
su vida… un joven forzado a sujetar un rifle… todos en la espera de un
ángel.
¿Qué se necesita para que usted sea ese ángel?
—Bonnie Anderson

No hay comentarios:

Publicar un comentario