Meditación para el sábado 26 de marzo
Jeremías 5:20-31Y están gordos y bien alimentados. Su maldad no tiene límites: no
hacen justicia al huérfano ni reconocen el derecho de los pobres.
(5:28)
Es tentador el escuchar las palabras de Jeremías y estar
completamente seguros de a quien le estaría hablando en nuestros
días. Pero la observación perspicaz de Pablo en Romanos pone a
juicio nuestra propia santurronería: “Por cuanto todos pecaron, y
están destituidos de la gloria de Dios.”
Los desafíos enfrentados por los pobres tienen causas múltiples, y
los esfuerzos de desarrollo a largo plazo de la Agencia Episcopal de
Alivio y Desarrollo buscan abordar algunas de las causas del origen
de la pobreza.
Lo que estaba completamente claro en el ministerio de Jesús es
que a él no le interesaba grandemente el por qué el hombre había
nacido ciego, por qué el paralítico no podía caminar o por qué las
5,000 personas no tenían nada para comer. Jesús simplemente
sanó y alimentó. Y ese también es nuestro llamado.
—Duncan Gray III
No hay comentarios:
Publicar un comentario