
Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por
las ovejas; pero el que trabaja solamente por la paga, cuando
ve venir al lobo deja las ovejas y huye, porque no es el pastor
y porque las ovejas no son suyas. Y el lobo ataca a las
ovejas y las dispersa en todas direcciones. Ese hombre huye
porque lo único que le importa es la paga, y no las ovejas. “Yo soy
el buen pastor. Así como mi Padre me conoce a mí y yo conozco a
mi Padre, así también yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen
a mí. Yo doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas
que no son de este redil; y también a ellas debo traerlas. Ellas me
obedecerán, y formarán un solo rebaño, con un solo pastor. “El
Padre me ama porque yo doy mi vida para volverla a recibir. Nadie
me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad. Tengo el
derecho de darla y de volver a recibirla. Esto es lo que me ordenó mi
Padre.” (10:11-18)
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