Meditación para el jueves 14 de abril
Jeremías 26:1-16Y le dijo: “Párate en el atrio del templo, y di todo lo que te ordené
que dijeras a la gente que viene de las ciudades de Judá para
adorar en el templo. No dejes nada por decir.” (26:2)
Un profeta solitario está en el templo. Dios encomienda a Jeremías
a que hable y que no deje fuera ni una sola palabra. El llamado
urgente de Dios prevalece sobre el pueblo para seguir el camino de
Dios.
Los profetas son mayordomos de la palabra de Dios. La tradición
de la profecía y la mayordomía son antiguas. La Palabra de Dios
se movía en el vacío llamando a todas las cosas a ser. La especie
humana fue hecha para ser mayordomos de la creación, cuidándola
y asegurándose de su abundancia.
Nuestras vidas naturales y espirituales dependen de nuestra
mayordomía de toda la creación. La Palabra de Dios todavía habla
en todas las esferas de la creación, trayendo reconciliación y vida en
abundancia.
La comunidad Cristiana conoce la tradición profética en mayor
plenitud en Jesucristo. Como seguidores de la Palabra viviente,
somos herederos de esta tradición. En ningún momento en la
historia, la Palabra ha necesitado con mayor urgencia que seamos
mayordomos tomando medidas proféticas para el cuidado y la
reconciliación. Nuestra vida como hermanos(as) depende de ello.
—Karen Montagno
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