Meditación para el Sábado 16 de abril.
Juan 11:28-44Y Jesús lloró. (11:35)
Dentro de la salvación religiosa de nuestros días, nosotros los
cristianos hacemos una cosa extraordinaria. Nos atrevemos a
venerar a Aquel que fue, y es, conmovido por la decepción de la
vida humana. A diferencia de los otros enfoques dentro del panteón
de la experiencia religiosa, el Dios a quien veneramos no evita o
busca escapar del dolor y la pena de la existencia humana, sino que
entra en ella de manera completa. Jesús amó a Lázaro, y lloró en su
muerte.
La Cruz es la voluntad de Dios de entrar de manera plena en la
condición humana donde la injusticia y la crueldad parecen reinar. Y
sin embargo, la vida dada a Lázaro, y la tumba vacía en la Pascua,
proclaman que Dios hace más que aceptar el dolor y la muerte—
Dios los destruye.
En un mundo que nos llama a su dolor, esa es nuestra esperanza
final y más profunda.
—Duncan Gray III
No hay comentarios:
Publicar un comentario