viernes, 22 de abril de 2011

Meditacion Semana Santa

Meditación para el 23 de abril, Sábado Santo

Este es un día de espera. Lo peor
ha ocurrido. Lo mejor aún no llega.
Clavado en la cruz sólo ayer, Jesús
está muerto, y su muerte hace que
todo parezca al máximo irrelevante—y
en lo mínimo, una broma cruel.
Los discípulos están dispersos,
extremadamente conscientes de la
pérdida e incapaces de imaginar la
nueva vida que llegaría a destruir la
muerte para siempre.
En el trabajo que la iglesia es llamada a hacer entre los maltratados
y los quebrantados, es tan difícil poder ver la plena manifestación de
la nueva vida y la esperanza renovadora que es el fruto de nuestra
fidelidad. Así que debemos vivir todos nuestros días esperanzados,
creyendo que las semillas dadas al agricultor en Sudán un día
alimentarán a su familia, y el pozo que se está perforando suplirá el
agua a un pueblo salvadoreño necesitado.
Porque no vemos el fruto siempre, debemos siempre creer en la
promesa de que nada está perdido, y que la vida, no la muerte, es la
palabra final de Dios.
—Duncan Gray III

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