Meditación para el 10 de abril,
quinto domingo de Cuaresma
Marcos 8:31-9:1quinto domingo de Cuaresma
Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tendría que
sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los
jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que
lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo
advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a
reprenderlo. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió
a Pedro, diciéndole: —¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas
como las ve Dios, sino como las ven los hombres. (8:31-33)
De la misma manera que Pedro, la mayoría de nosotros preferiría
evitar la vida de sacrificio que el Evangelio requiere de nosotros. Si
nos pusiéramos al frente para responder a las necesidades de los
demás, ¿cuál sería el costo? Es a veces difícil creer que el camino
de la cruz puede ser también el camino para la vida.
Hace algunos años, Desmond Tutu, el ex Arzobispo de Cape Town,
Sudáfrica, visitó nuestra congregación. El Obispo Tutu es alguien
que ha tomado el llamado del Evangelio de corazón y a un gran
costo personal. Hizo esto confrontando las injusticias del apartheid
sudafricano (en inglés, la política de discriminar racialmente) y
después, presidiendo la Comisión de Verdad y Reconciliación, que
resultó en justicia y sanación para el país.
Aunque ha sufrido, las interacciones del Obispo Tutu son
caracterizadas por el amor hacia Dios y un sentido claro del gozo
y la libertad. ¿Qué podría ocurrir en nuestras vidas, en nuestras
relaciones, si estamos dispuestos a llevar nuestra cruz y seguir a
Cristo?
—Joy Daley
No hay comentarios:
Publicar un comentario