El Jueves Santo, 21 de abril
Primera de Corintios 10:14-17, 11:27-32Aunque somos muchos, todos comemos de un mismo pan, y por
esto somos un solo cuerpo. (10:17)
Jesus pasa sus últimas horas con sus amigos. La cruz se vislumbra
sobre la comida. Jesus adopta el papel de un criado, lavándoles los
pies.
Con esta acción, personifica su vida y su ministerio. Redefine las
convenciones de este mundo. Grandeza es servir. Amar a Dios
significa amarse los unos a los otros. Dios está dispuesto a morir por
esto.
Nos reunimos para compartir alimento en un lugar. Hay un pan.
Compartimos. Lo partimos en muchos pedazos. Nuestros cuerpos
son alimentados. Ésa es la vida. En esta misma mesa, nuestras
almas son alimentadas.
De la misma manera que el pan se parte en pedazos, el mundo está
roto. Jesús será roto. Sin embargo, todavía hay esperanza. Jesús
nos deja a los unos con los otros y su Espíritu para guiarnos.
¿En esta última hora, cómo nos sentaremos juntos en la mesa?
¿Cómo compartiremos el pan con el propósito de que todos puedan
ser alimentados?
—Karen Montagno
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