jueves, 17 de abril de 2014

Jueves santo 17 de abril

Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo 
he hecho con ustedes.
—Juan 13:15

En la tarde del Jueves Santo, la iglesia celebra una de las liturgias más
hermosas y complejas del año. En la mayoría de las congregaciones,
la gente se reúne para recordar tanto el lavatorio de los pies como la
institución de la primera Eucaristía—dos actos centrales de la última
cena de Jesús con sus amigos. Aun en medio de la Semana Santa, la
Eucaristía se celebra con alegría. Con frecuencia, el altar se despoja
completamente en preparación para el Viernes Santo. Pero también se
tiene el lavatorio de los pies.
Muchas congregaciones omiten esta práctica, algunas veces la suavizan
cuando se cambia a lavar las manos. En verdad, en nuestra cultura,
el tocar los pies unos de otros parece romper un tabú. Es por eso que
es tan importante, me parece, el hacer lo que Jesús mandó—practicar
este signo de vulnerabilidad y amor cuando lavamos los pies de otros
y nos dejamos lavar los pies. Todo orgullo desaparece en este rito, y
nuestra caridad Cristiana es evidente.
En este acto tierno, vemos que en Jesús las distinciones entre los
poderosos y los impotentes se borran. ¿Qué tan diferente sería nuestra
cultura si encontráramos maneras de ser sirvientes y de servir en la
vida diaria?
—Scott Gunn

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