No te hemos amado con todo nuestro corazón y
mente y fuerza. No hemos amado a nuestro
prójimos como a nosotro mismos…
—El Libro de Oración Común, página 274
El amar a nuestro prójimo puede verse como asegurar su habilidad de alimentarse ella misma y a su familia. Jesús dio de comer a la gente, y ese dar de comer todavía es central a cómo recordamos y llegamos a ser su cuerpo en el mundo hoy día. Mujeres pobres—en su día y en el nuestro—con frecuencia dependen de parientes hombres para su provisión. Micro-finanza, cultivar alimentos con mayor eficacia, y desarrollar cooperativas agrícolas y comerciales son instrumentos importantes que ayudan a los pobres a aumentar su habilidad de alimentarse a sí mismos y a sus hijos. Ese tipo de desarrollo también les proporciona dignidad, conforme las mujeres encuentran una agencia y llegan a ser socios más efectivos para tomar decisiones. La agencia es una imagen de la presencia y acción de Dios en el mundo.
La Cuaresma nos invita a reflexionar sobre el amor a Dios y al prójimo, y a examinar nuestras propias acciones y omisiones. La oración, el estudio, el ayuno y el dar limosna son maneras tradicionales de observar este tiempo—y todos son medios para amar más plenamente—con el corazón, la mente, la fuerza, y la substancia. ¿Cómo viviré y amaré de manera diferente esta Cuaresma? ¿Cómo me convertiré en un agente de Dios y cómo ayudaré a otros a que hagan lo mismo?
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu firme dentro de mí.
—Salmo 51:11
—La Reverendísima Katharine Jefferts Schori
No hay comentarios:
Publicar un comentario