Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas
las cosas para el bien de quienes lo aman,
los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
—Romanos 8:28
Mi pasaje favorito de la Biblia siempre ha sido Miqueas 6:8. Es la
lectura a la que voy especialmente cuando tengo momentos difíciles, y
tengo que confrontar a aquellos que tienen tanto la propensión como
la capacidad de abusar del poder. Estos son los momentos cuando
con frecuencia me encuentro rezando en voz alta—y a veces con
desesperación quejumbrosa buscando respuestas: Señor ¿qué debo
hacer? Sencilla, tan sencilla, es la respuesta: Obra con justicia, ama con
bondad y camina humildemente con Dios.
Infaliblemente Miqueas ofrece esta respuesta prescriptiva
hermosamente sin ambigüedades a mi pregunta ‘qué’. Esto es lo que
debes hacer.
Como muchas otras cristianas, tiendo a hacer preguntas sobre el por
qué que casi parecen irrespetuosas. Mi fe, nuestra fe compartida es
siempre, por supuesto, la razón del por qué.
Sin embargo, como muchas cristianas, tiendo también a tropezarme
a veces y en esos momentos de duda e incertidumbre, anhelo una
palabra tranquilizadora que a Dios le importa por qué hago lo que hago.
La Cuaresma es uno de los tiempos más preciosos para hacernos
estas preguntas tan importantes para nuestra reflexión. Es el tiempo
para reconocer cuáles son las causas por las que caemos, por las que
dudamos, y en qué es lo que necesitamos que se nos afirme
Y así es que cuando considero de nuevo el versículo tan corto tomado
de la carta a los Romanos, me siento poderosamente afirmada que la
respuesta a la pregunta por qué hago lo que hago ha estado elaborado
aquí tan sencillamente y al mismo tiempo tan amorosamente.11
De verdad has sido convocado por tu bautismo a servir el propósito de
Dios. Aun en los momentos más difíciles puedes estar segura de que al
hacerlo, al fin todas las cosas resultarán para bien por tu amor de Dios
tan lleno de fe.
Amoroso Dios, en este tiempo precioso de la Cuaresma, capacítanos para
ponderar nuevamente las preguntas tanto de ‘qué’ como ‘por qué’. Guíanos,
confírmanos, fortalécenos, e inspíranos al tratar de ser siempre tus servidores
fieles en la misión. Amén.
—Jenny Te Paa Danie
las cosas para el bien de quienes lo aman,
los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
—Romanos 8:28
Mi pasaje favorito de la Biblia siempre ha sido Miqueas 6:8. Es la
lectura a la que voy especialmente cuando tengo momentos difíciles, y
tengo que confrontar a aquellos que tienen tanto la propensión como
la capacidad de abusar del poder. Estos son los momentos cuando
con frecuencia me encuentro rezando en voz alta—y a veces con
desesperación quejumbrosa buscando respuestas: Señor ¿qué debo
hacer? Sencilla, tan sencilla, es la respuesta: Obra con justicia, ama con
bondad y camina humildemente con Dios.
Infaliblemente Miqueas ofrece esta respuesta prescriptiva
hermosamente sin ambigüedades a mi pregunta ‘qué’. Esto es lo que
debes hacer.
Como muchas otras cristianas, tiendo a hacer preguntas sobre el por
qué que casi parecen irrespetuosas. Mi fe, nuestra fe compartida es
siempre, por supuesto, la razón del por qué.
Sin embargo, como muchas cristianas, tiendo también a tropezarme
a veces y en esos momentos de duda e incertidumbre, anhelo una
palabra tranquilizadora que a Dios le importa por qué hago lo que hago.
La Cuaresma es uno de los tiempos más preciosos para hacernos
estas preguntas tan importantes para nuestra reflexión. Es el tiempo
para reconocer cuáles son las causas por las que caemos, por las que
dudamos, y en qué es lo que necesitamos que se nos afirme
Y así es que cuando considero de nuevo el versículo tan corto tomado
de la carta a los Romanos, me siento poderosamente afirmada que la
respuesta a la pregunta por qué hago lo que hago ha estado elaborado
aquí tan sencillamente y al mismo tiempo tan amorosamente.11
De verdad has sido convocado por tu bautismo a servir el propósito de
Dios. Aun en los momentos más difíciles puedes estar segura de que al
hacerlo, al fin todas las cosas resultarán para bien por tu amor de Dios
tan lleno de fe.
Amoroso Dios, en este tiempo precioso de la Cuaresma, capacítanos para
ponderar nuevamente las preguntas tanto de ‘qué’ como ‘por qué’. Guíanos,
confírmanos, fortalécenos, e inspíranos al tratar de ser siempre tus servidores
fieles en la misión. Amén.
—Jenny Te Paa Danie
No hay comentarios:
Publicar un comentario