Recuerden esto: El que siembra escasamente,
escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia,
en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo
que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por
obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
—2 Corintios 9: 6-7
Norah se sonríe mientras observa a los pececillos saltando en su
estanque. Con una grande sonrisa, le da a su vecina una bolsa de
plástico grande llena de sus pescados jóvenes. “Ahora, ¡vete y has
crecer a los pescados!” le dice.
Norah empezó con un estanque pequeño con pescados, pero su
trabajo floreció, y ahora ha creado tres estanques grandes abajo de
su casa. Su negocio de pescados, en las colinas de Kenya, ha crecido.
“Vivimos lejos del mar, pero hemos aprendido a gozar con los
pescados,” dice ella.
Norah es una innovadora nata. Absorbe ideas nuevas y las usa en su pequeña hacienda. Ahora sus tres vacas de leche abonan una planta bio-gas que genera suficiente combustible para cocinar. Y sus esos árboles frutales también crecen abundantemente por lo mismo.
Norah lo ha hecho muy bien con su pequeña hacienda. Le encanta
compartir todo lo que ha aprendido con sus vecinas, que van
regularmente para sorprenderse y aprender de sus innovaciones.
“Les doy cincuenta pescados pequeños, y sus vidas pueden cambiar,”
reflexionó alegremente.
—Rachel Carnegie
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