viernes, 21 de marzo de 2014

viernes 21 de Marzo

Conozcamos al Señor; vayamos tras su conocimiento. 
Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; 
vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia 
de primavera que riega la tierra. 
—Oseas 6:3

Al pasar de los años he tenido el privilegio de encontrarme con socios
de la Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo por todas partes del
mundo y otros quienes constantemente tratan de mejorar la vida—en
familia, en la comunidad, y su propia vida. En los mosqueteros, y los
micro-préstamos, han hecho tangibles el amor de Dios. En las semillas
y herramientas, y por medio de clínicas para madres y bebés y en agua
limpia hacen palpable el amor y el cuidado de Dios.
Me gusta pensar que Dios viene a nosotros como la lluvia. Esto me
hace pensar en el agua: Moisés viajó en el Nilo en una canasta. Por
su mano se dividió el Mar Rojo para la salvación de si pueblo. En el
Jordán Juan bautizó a Jesús. El agua hecha vino en la boda de Caná. El
Mar de Galilea. Jesús caminando sobre las aguas. El Pacto Bautismal.
También pienso en los tanques que almacenan y los barriles que
recogen el agua de la lluvia y ofrecen acceso al agua fresca y limpia
para beber. Los socios de la Agencia Episcopal de Alivio y Desarrollo, y
los miembros de la comunidad construyen y mantienen estos tanques
y llevan esperanza a la familia, a los amigos, y comunidades enteras.
Visita www.episcopalrelief.org y busque la información sobre los
recipientes de agua en Kenya. Encontrarán una historia maravillosa
sobre las aguas de la lluvia que riegan la tierra. ¡Adelante!
—Brian Sellers-Petersen

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