lunes, 17 de marzo de 2014

lunes 17 de marzo

El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que 
hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más 
pequeño, lo hicieron por mí”.
—Mateo 25:40

Un poco antes de su muerte en 2005, Juan Garang, el que dirigió
la lucha por nuestra libertad en Sudán del Sur dijo: “Las mujeres
en el Sudán son las marginalizadas de los marginalizados”. Tanto
ha cambiado desde que él dijo esto, pero vergonzosamente esta
declaración todavía es verdadera, especialmente en la región de Bahr
El Ghazel de dónde vengo en el Sudán del Sur.
Las estadísticas oficiales del gobierno dicen que 98% de las mujeres
en la región no pueden leer ni escribir. Aunque algunas niñas van a
la escuela, la mayoría no termina sus estudios. Es muy probable que
las casen por la dote. Se puede pagar la dote con vacas robadas, una
práctica que enciende el conflicto actual entre las tribus en el Sudán
del Sur.
Sin embargo, dependemos de estas mismas mujeres para que provean
de alimentos, administren nuestros hogares, y eduquen a nuestros
hijos. Son una parte central de nuestra sociedad, y, yo creo, estas
mujeres son la llave para abrir un futuro mejor en el Sudán del Sur.
Deberíamos de cuidar más a aquellas que parecen ser las menos
importantes en nuestra sociedad. Deberíamos de capacitarlas para que
ocupen su lugar adecuado en nuestro futuro compartido.
¿Qué sucedería si levantamos a aquellas que son las más
insignificantes en nuestra sociedad, le mostramos que nos preocupa, y
las capacitamos a que hagan suyo el futuro como iguales en su propio
país? ¿Qué sucedería si te incluimos?
—Moses Deng Bol

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