Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su
esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y
no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán
en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? Uno solo puede ser
vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe
fácilmente! —Eclesiastés 4:9-12
Las mujeres indígenas confrontan la injusticia por falta de servicios
básicos, estudios, cuidado de salud, y oportunidades generales para
su desarrollo.
En 1998, un grupo de mujeres indígenas de la comunidad de las Seis Naciones del Río Grande en Canadá invitaron al Fondo para el Alivio y Desarrollo Mundial del Primado de la Iglesia Anglicana en Canadá (PWRDF) a que aprendieran sobre sus ideas de negocio, incluyendo artesanías y diseños artísticos y ropa de las Primeras Naciones. Dieron a conocer sus retos para iniciar negocios nuevos, porque los bancos tradicionales creían que ellas eran un riesgo demasiado grande.
PWRDF se asoció con el Centro de Desarrollo de la Comunidad de
Dos Ríos para crear una iniciativa de micro-finanza destinada a proveer fondos para que mujeres indígenas empezaran negocios pequeños. Esta iniciativa contribuyó a la creación de diez empresas nuevas y dieciocho empleos nuevos. Este éxito se atribuye a mujeres que pagaron sus préstamos, permitiendo que se beneficiaran otras nuevas.
Dos son mejores que una, porque tienen una recompensa buena por su trabajo… Estas emprendedoras caminaban más fortalecidas una al lado de otra asegurándose que los fondos rotatorios están disponibles para otras.
Durante este tiempo de Cuaresma, reflexionemos cómo podemos tener una función activa apoyando a más mujeres indígenas a que logren sus metas de auto-suficiencia.
—José Zárate
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