jueves, 13 de marzo de 2014

Jueves 13 de Marzo

No des cabida en tu corazón a la perversa idea de que, por 
acercarse el año séptimo, año del perdón de las deudas, 
puedes hacerle mala cara a tu hermano hebreo necesitado 
 y no darle nada. De lo contrario, él podrá apelar al Señor 
contra ti, y tú resultarás convicto de pecado. No seas mezquino 
sino generoso, y así el Señor tu Dios bendecirá todos 
tus trabajos y todo lo que emprendas. 
—Deuteronomio 15:9-10

Hay un fenómeno descrito por los psicólogos sociales como un
“efecto de espectador”. Básicamente, entre más personas hay en
una situación que requiere acción, es menos probable que alguno
responda realmente. La investigación continúa en los mecanismos
para encontrar la razón por qué sucede esto, pero mucho de eso parece
venir de la idea “alguna otra persona lo hará”. Alguna otra persona
le dará algo de comer al hombre en la esquina. Alguna otra persona
organizará la venta de artículos usados para el Día de la Reunión.
Alguna otra persona visitará a la viejita que normalmente se sienta en
la siguiente banca de la iglesia.
Pero la Sagrada Escritura nos llama, preguntándonos: ¿Por qué te
esperas para mostrar misericordia? ¿Por qué te estás esperando para
“dar una mano”?
¿Pensamos que la ayuda vendrá de una fuente externa? ¿Olvidamos
que somos las manos de Dios en la tierra, que estamos llamados a
amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos?
Los campesinos en Binaba, Ghana saben esto. Cuando se ponen a
trabajar en común para que ninguno tenga que limpiar la maleza de
su tierra ellos solos, dan libremente de su tiempo y de su esfuerzo,
sabiendo que la ayuda vendrá a su propio camino cuando lo necesiten,
y que las habilidades y los conocimientos compartidos ayudan a que
florezcan los cultivos de todos.
—Faith Rowold

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